La manufactura de Vehículos Eléctricos (EVs) ha transformado la industria automotriz, abriendo un nuevo mundo de posibilidades y desafíos. Si bien esta transición hacia la movilidad eléctrica ha sido emocionante y llena de promesas, no está exenta de obstáculos, especialmente cuando se trata de lidiar con fallos eléctricos en la línea de producción. La seguridad del personal y la integridad del producto son cuestiones que nunca deben comprometerse, y es aquí donde entra en juego la importancia de tener protocolos de manejo de emergencias sólidos.
Los vehículos eléctricos son, en esencia, complejas redes de componentes electrónicos y sistemas de potencia. Cada uno de estos componentes, desde las baterías hasta los motores eléctricos, debe funcionar en armonía para garantizar la calidad y seguridad del vehículo final. Sin embargo, como cualquier sistema eléctrico, siempre existe la posibilidad de fallas. Y estas no solo pueden causar demoras costosas en la producción, sino que también plantean un riesgo real para la seguridad de los colaboradores.
Un estudio reciente señaló que el 31 % de los consumidores finales de automóviles alimentados por batería declara haber tenido un problema con su vehículo en sus primeros cuatro años.
Además, estos problemas pueden ocurrir en cualquier etapa de la manufactura, desde la soldadura de componentes hasta la instalación de sistemas de gestión de energía. Por lo tanto, contar con protocolos de manejo de emergencias sólidos y eficientes es sustancial.
Protocolos para el manejo de emergencias en fallas eléctricas